lunes, 27 de enero de 2014

Relojes

Hay días que son simplemente grises, que llegan y te pisan, como si de una manada de elefantes se tratara. Te quedas en un estado cercano a la catatonia, con las ganas y la energía mutiladas, esperando a que termine el día, después a que empiece otro, y así sucesivamente.

No nos damos cuenta de que esta sucesión de los días hace una vida, ese ente tan difícil de conseguir que no regalan en las tómbolas y que no viene con cargador, que si se acaba se acabó, chao, adiós.
En ese sentido no hay segundas oportunidades, una vida, nada más, nada menos. Habrá personas a las que les parezca insignificante pero eh, amig@, espera un momento y piensa en lo que significa la palabra vida y lo que conlleva, y luego dime si es algo que te puedes tomar a la ligera.

"El tiempo es oro". No nos damos cuenta de cuan caro es el tiempo. El tiempo es un regalo. Que las personas a tu alrededor pasen su tiempo contigo es algo inigualable porque no pueden reponerlo. Los momentos se escapan y los relojes con su tic-tac no paran, no te dan ni un respiro.

Tendríamos que ser como los relojes, implacables. Con su movimiento interminable ante viento y marea, siempre hacia delante. ¿Vas a decirme que viste a algún reloj ir hacia atrás? Lo dudo. Paso a paso, segundo a segundo, momento a momento.

Habrá alguien que dirá que los relojes se quedan sin pila. Vale, ¡si! Pero no te preocupes, porque alguien vendrá a cambiarla, a darte un empujón y a mover la aguja hacia delante.

Que lo que cuesta es empezar, que luego todo va rodado y llegan esos días soleados en los que los pajaritos cantan. O no, y amanece con tormenta y lluvia, pero a ti te da igual porque aprendiste a valorarla por lo que es, porque la vida está llena de cosas buenas y tú, pequeño relojito, aún no las has visto todas. 

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